Me llamo Gerardo.
Soy empresario gastronómico
Me dedique a ser odontólogo
Lo primero que me motorizó al cambio fue darme cuenta que con la odontología no era feliz.
No me gustaba ni disfrutaba de mi trabajo a pesar de haberlo desempeñado con relativo éxito.
Una cosa que me molestaba mucho era estar encerrado en un consultorio todo el día. Yo sentía que cuando salía luego de muchas horas de atender el mundo había estado girando y yo me había detenido. Afuera habían pasado cosas y yo me las había perdido.
Llovió, subió el dólar, jugó Boca, hubo una manifestación, lo que fuese y yo ni me había enterado.
Me animé recién cuando encontré seguridad en otra actividad para mantener a mi familia. Hacía varios años que hacia las dos cosas al mismo tiempo y el proceso fue muy largo donde al principio. Dedicaba más horas a mi profesión y menos a la nueva actividad y eso se fue invirtiendo con el correr de los años.
Me daba miedo y mucha culpa el cambio.
Sentía que tenía que explicarle a mucha gente que quería seguir mi deseo, y enfrentarme a ese cambio dejando la profesión lo viví como un duelo.
Gané muchísimo con el cambio.
Nunca me arrepentí. Al contrario, reniego de no haberlo hecho antes.
Casi, casi como lo que le pasa a mucha gente con los divorcios.
Fue liberador.
Mi motor fue justamente oir mi deseo por sobre los mandatos preestablecidos.
A quien arranca le digo: esta vida es corta y única, ya que no creo ni en la reencarnación ni en otras vidas y hay que pasarla lo mejor posible.
En nada tenés mas chances de triunfar, por otra parte, como en lo que te gusta , en lo que amas y haces con pasión.
Te puede ir bien haciendo algo que no te gusta es cierto pero tenés mas chances si haces lo que te gusta.
Nunca es tarde para empezar. Nunca.
Yo para ser mejor en mi nueva actividad hice un postgrado en negociación en la UCA a los 42 años y me fue bárbaro compartiendo equipos y grupos de estudio con pibes 15 años más jóvenes que yo.