Me llamo Sebastian Montero Horianski y nunca imaginé que mi nombre y apellidos terminarían siendo la marca de mi estudio. SMH arquitectura. Soy Arquitecto y junto con Mati, mi socio y ex compañero de facultad, nos dedicamos a esta profesión que tanto amamos y placer nos da: juntos llevamos adelante nuestro estudio: www.smharquitectura.com o www.facebook.com/smharquitectura.

Nos dedicamos a proyectar y construir obras para terceros y sin darnos cuenta nos terminamos especializando en el reciclaje de PHs.

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Desde mi adolescencia trabajé en rubros relacionados con mi profesión y ya grande (a los 21) decidí empezar la carrera en la FADU. En ese momento me puse como meta trabajar en un estudio de Arquitectura y lo  logré: en segundo año empecé a trabajar como sobre estante / Jefe de obra en una pequeña empresa constructora.

Pero nunca me terminé de hallar, sentí siempre que eso tenía un techo y paralelamente hacia trabajos por cuenta propia (dibujaba, hacía renders y cada tanto alguna refacción pequeña como baños y cocinas).

Al tiempo empecé a trabajar en otro estudio, me pagaban mejor y seguía acumulando conocimientos y experiencia.

En un momento la vida me cruzó con la que actualmente es mi mujer. Al principio comenzó siendo clienta, necesitaba refaccionar el PH en el que vivía junto con sus hijos.

Ese proyecto de refaccionar un PH fue mi punto de inflexión, no me daba cuenta de que mi vida laboral comenzaba a dar un giro. En el mientras tanto seguía en el estudio, al tiempo cambié incluso a otro.

El cambio no fue inmediato, me llevo casi tres años más darle forma a mis ganas de hacer algo independiente. Trabajaba para el estudio pero cuando encontraba un hueco algo hacia.

Me asesoré con Diego Bresler. Primero creé mi marca: SMH arquitectura de soluciones. Después hice  tarjetas personales (súper cancheras) pero me faltaban las obras, y seguía trabajando en relación de dependencia…

Y el momento un día llegó, conseguí mi primer obra grande, pero no podía con todo, algo tenía que soltar y solté la relación de dependencia.

Di el gran salto, al infinito y mas allá. Cambié de club y desde ese día juego para el equipo del trabajo independiente.

Gané Libertad en su total expresión. Trabajar con amigos, divertirme haciendo lo que amo. Crecer.

Gané disfrutar del éxito (ahora es propio), aprender de los fracasos, de los errores, festejar mucho los aciertos.

Gané la satisfacción de haber conseguido algo que internamente siempre deseé, saber que me animé y que recorro este camino sin remordimientos ni melancolía.

Gané darme cuenta que se puede trabajar de otra manera.

Perdí la seguridad de contar con un sueldo a fin de mes pase lo que pase y hasta el día de hoy bastantes horas de sueño…

Un gran motor fue la necesidad profesional de crecer: los arquitectos no somos bien remunerados cuando trabajamos en relación de dependencia,  y nunca terminamos de tomar las decisiones fundamentales.

Me inspira el desafío de revertir esa idea que está instalada en el inconsciente colectivo de que los arquitectos somos caros y no cumplimos con lo tiempos.

A alguien que va a empezar le diría que se asesore, que pregunte y pida consejos. Que el camino es muy largo y tiene idas y vueltas. Que no afloje y busque siempre alguien en quien apoyarse (familia, amigos, pareja). En mi caso el apoyo que tuve de mi mujer fue y es fundamental. Y si es posible, que no lo camine solo (está bueno tener un socio).

Como se suele decir esto es «pico y pala» todos los días, hay que construirlo y reinventarlo.

Somos como hormigas, todos los días un granito de tierra.