Toda persona que empiece con un proyecto, inicialmente sólo tiene que ocuparse de conseguir clientes, vender, comprar insumos, elegir proveedores, definir costos, poner precios, cobrar, armar la pagina web, ser contable, planificar, viralizar sus productos en la web, hacer prensa, enmarcarse legalmente, ir al banco, hacer fotocopias, crear más productos o servicios, atender el teléfono, responder mails, conocer la competencia, automotivarse, autoliderarse, autoexigirse, autocontrolarse, autofelicitarse…

A simple vista son muchas! Y es así nomas. Son muchas y hay una sola persona que tiene que aprender a administrar todo eso.

El GRAN tema son los “auto”, la administración de uno mismo. Y lo más difícil de todo, de los ánimos propios.  Y es lógico! El emprendedor tiene que hacer todo, y suele tener más afinidad o habilidad con alguna cosa. De esa forma, hay otras que quedan de lado y generan agujeros en el proyecto que están todo el tiempo ahí, mostrando en qué uno falla sistemáticamente.

“Me cuesta vender” “Me cuesta poner un precio” “Me cuesta cobrar” “Me cuesta hacer números” “Me cuesta soportar que me digan que no tantas veces” “Me cuesta organizarme”

La catarata de “Me cuesta” son un verdadero atentando contra la estima personal y la tolerancia a la frustración, lo cual no sería un problema si el proyecto no fuera… personal.

Liderar un proyecto es aprendizaje continuo. No solo de finanzas o de diseño o de comercialización, sino también de quién es uno, de los límites (que digámoslo de una vez, no se ensanchan hasta el infinito), de saber pedir ayuda con lo que uno no sabe hacer y cómo de armar redes no sólo de networking sino también de comunidades de pares.