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Lo que la escuela no enseña, Nota en Revista Tigris - Glimar

Es difícil saber hoy cuál será el escenario laboral en el que se moverán nuestros hijos. ¿Cómo prepararlos para el futuro?

Impulsándolos a desarrollar la creatividad, la flexibilidad para adaptarse a los cambios y un fuerte autoconocimiento.

La tecnología y otros avances cambian los escenarios

laborales cada tres años aproximadamente. En

este contexto, es muy difícil saber cuál será el panorama

de un chico que inicia hoy su escolaridad. Pero

hay algo que sí está claro: las capacidades individuales son

las que marcarán la diferencia. La flexibilidad para adaptarse

será indispensable. Pero además, la creatividad y el

autoconocimiento van a permitir elegir las mejores herramientas

desde la perspectiva de cada uno.

Claudina Kutnowski, asesora de proyectos personales y

transiciones laborales, a cargo de Glimar, comenta que hoy

es sumamente necesario que los más chicos incorporen

algunos conceptos y prácticas que aunque la escuela

enseña, no hace foco: “Hay que incentivarlos en la adaptación

al cambio, la autorregulación, la capacidad de evaluar

resultados, la de decidir en forma consciente, el reconocimiento

interno, la unión cuerpo-mente, el cuidado del medio

ambiente y la alimentación sana entre otras cosas”, dice

Kutnowski. Y agrega: “Todos aspectos vinculados a la

armonía del ser, a lo que nos hace más libres para transitar

por la vida con responsabilidad y cuidado por nosotros

mismos y nuestro entorno”.

Nuevas escuelas, nuevas ideas

Para Kutnowski, prepararlos en lo que respecta al desarrollo

de sus habilidades personales, es la llave que les

abrirá muchos caminos: “En general, en la escuela se

profundiza más en el aprendizaje de contenidos, y nadie

enseña cómo hacerse de contenidos: cómo buscar, elegir,

discernir, trabajar en equipo, comunicarse eficientemente,

desplegar estrategias, resolver dificultades, tener diferentes

miradas de la realidad, y desarrollar la inteligencia

emocional”, explica la especialista.

Sin dudas, hoy es fundamental que los más chicos sean

educados en las ideas de definición de proyectos, de objetivos,

indicadores de evolución, capacidad propia y tolerancia

a la frustración. Que puedan resolver problemas

aplicando distintas habilidades para saber qué les funciona y

qué no. Y para esto hay que enseñarles a probar, a investigar,

participando de todo aquello que les pasa.

Para Kutnowski, la enseñanza en lo que respecta a armar un

proyecto es simple y la forma de implementarla depende de

la edad de los chicos. “Ellos deben saber que la definición de

objetivos y prioridades secuenciales es previa a ponerse a

trabajar. Y que a medida que se va haciendo algo hay que

chequear que las cosas se cumplan de acuerdo con lo delineado

para llegar donde uno quiere”, dice Kutnowski.

Pero también, no hay que olvidar marcarles que “si quiero

conseguir algo grande tengo que hacer una lista de varias

cosas chiquitas para poder llegar. Y que si alguna del camino

falla, se deberá resolver antes de seguir con otro tema,

porque sino las probabilidades de que arribemos al objetivo

inicial serán más bajas”.

Todo esto sirve para construir en etapas, reduce el estrés por

no conseguir lo que uno quiere, transforma en posible una

idea y enseña a ser paciente porque los éxitos obtenidos son

parciales: “El punto es que aprendan a apoyarse en sus habilidades

personales y confíen en ellas. Algo que los adultos

también deberíamos copiar”, concluye Kutnowski.