¿Es un fenómeno nuevo el de la gente que deja su trabajo buscando otras formas de vida o simplemente ahora es mas aceptado y tiene mayor visibilidad?
Hace dos años que Glimar trabaja desde lo emocional y lo operativo ayudando a las personas que quieren cambiar de trabajo a pesar de que les vaya “bien”. Esta situación, que por lo general la gente describe como “cierra todo menos lo que me pasa a mi” acarrea mucha culpa y miedo, ya que implica bajarse de un proyecto tras el cual se viene trabajando desde siempre. Carreras universitarias, desarrollo profesional, crecimiento económico, toda una estructura desarrollada que se muestra imposible de modificar y que lleva sus raíces hasta los mas profundos mandatos familiares y sociales.
Impacta tanto en hombres como mujeres y el promedio de gente que se decide a hacer algo con esto que les pasa es de 41 años. Quizas por temas culturales vinculados a la función dadora del hombre hace que 1 hombre cada 3 mujeres se ponen efectivamente a trabajar en buscar una salida.
Dependiendo de las habilidades personales, la historia laboral, las preferencias y los deseos postergados, en algunas reuniones se logra poner en marcha toda una maquinaria existente que desarrolla distintas posibilidades: desde cambiar de puesto en el lugar donde se trabaja a fundar algo propio pasando por cambiar de empleador. El foco es perseguir el sentido de lo que se puede empezar a hacer, después es definir un cómo.
Trabajando focalizadamente lo emocional es posible proyectar reduciendo riesgos y aumentando el bienestar.