Hola a todos! Hoy traemos al blog una temática recurrente entre las personas que llegan a Glimar: ¿qué pasa cuando el cuerpo empieza a dar signos físicos de que algo anda mal?
Sabemos que nuestro cuerpo forma parte de nuestro lenguaje, que las señales que nos da pueden ser la respuesta a una decisión demorada, a algo que no terminamos de expresar, algún hacer que nos genera contradicción o simplemente a un gran cansancio.
Aún sabiendo esto, no siempre prestamos atención a sus mensajes. Tendemos a minimizarlos, a pasarlos por alto sospechando que es algo pasajero, hasta que empieza a convertirse en algo crónico. Lo peor que podemos hacer es acostumbrarnos a vivir con eso o automedicarnos, podemos (y debemos!) vivir sin malestares físicos. Entonces, lo primero que solemos hacer es recurrir a un médico. Desde Glimar recomendamos hacerlo siempre, pero hay casos en los que la persona deambula de médico en médico buscando el remedio mágico pero cada visita a un doctor y cada estudio clínico terminan con la misma frase: “No tenés nada”. Entonces, ¿qué hacemos si el malestar persiste?
Lo primero que debemos saber es que hay ciertas dolencias físicas que generalmente responden a algún conflicto emocional y a las que tenemos que prestar especial atención: dolores corporales no específicos, es decir, cuando no podemos explicar exactamente qué dolor sentimos, contracturas, dolores de cabeza, afonías, cuadros virales que nunca terminan de curarse. El cansancio crónico y el bruxismo también pueden ser síntomas de stress. Estar atentos a este tipo de mensajes que emite nuestro propio cuerpo nos permite intervenir y transformar lo que nos pasa en algo que permita un cambio y mejorar.
Cuando el cuerpo empieza a hablar no sólo debemos escucharlo, sino que debemos entender su lenguaje como una alerta. Posiblemente estemos en el momento de arremangarnos y tomar por las riendas esa situación que nos está haciendo mal. Es el momento de hacer una consulta profesional y empezar a trabajar lo emocional, indagando internamente qué es lo que deberíamos modificar. Como siempre, la respuesta está en nosotros mismos.
Hasta la próxima!
Cuantas verdades que contiene esta publicación. Luego de 20 años de trabajar cómodamente en relación de dependencia mi cuerpo comenzó a darme señales. Disfonía, resfríos, mareos, ahogos, bruxixmo y otros síntomas que hicieron que mis consultas a mi médico de cabecera y especialistas se triplicaran. Mi médico me recomendó pensar en un cambio que sólo yo podría generarlo. Dejé la comodidad de la relación de dependencia y comencé la gran aventura de emprender. Glimar fue un pilar muy importante para pensar, generar y sostener mi proyecto. Hoy todos esos síntomas desaparecieron. Mi proyecto ya está en marcha y en noviembre estaré feliz dando unas charlas en Bariloche para luego ir a correr una carrera en Villa la Angostura. Luego volveré a Buenos Aires para planificar mi 2016.