Me llamo Verónica Martinez y estoy inventando, construyendo un servicio de almuerzos en viandas de comida casera, artesanal para gente que trabaja en oficinas: http://www.tierrabaldiaviandas.com.ar/

Hasta ahora creo que siempre me estuve yendo, me fui de la facultad de filosofía y letras porque sentía que no iba a encontrar las respuestas que me quemaban adentro y trabajé muchos años en la industria farmacéutica porque era lo que tenía más a mano y de algo necesitaba ganarme la vida.

Allí contaba con un sueldo generoso, largas vacaciones pagas, buen trato y muchas-muchas ventajas y beneficios, pero yo sabía que ése no era mi lugar y que sólo estaba de paso, circunstancialmente.

Cuando a mi ex marido le empezaron a ir mejor las cosas en su empresa, yo sentí que no podía quedarme más donde estaba, que la buena remuneración no alcanzaba para que yo me fosilizara en un empleo muy conveniente pero que internamente, sacaba muy poco de mí.

Fue muy, muy difícil la decisión y nada impulsiva, me asustaba muchísimo perder mi independencia económica, pero salté al vacío convencida de que seguir creciendo y no bajarle la persiana a la vida, requería que, en ese momento, tan sólo saltara (como dice Madonna) y, supongo, que confiara…

Así lo hice y hoy empiezo un proyecto muy pequeño porque sé que siempre se cometen errores cuando se arranca con algo nuevo, y como aquí los errores corren, como todo, por mi cuenta, era importante para mí iniciar a un nivel micro, para que las fallas fueran visibles como en un microscopio y para que los costos de aprender fueran lo más pequeños posibles también y así, de a poco, remontar vuelo…

Qué ganaste y qué perdiste?

Perdí el apoyo de una estructura que sostiene y de la cual uno sólo es una parte mínima y pequeña también es entonces, la responsabilidad porque algo muy grande está detrás. Perdí feriados, vacaciones, aguinaldo, prepaga, gastos del auto y telefonía, todo a costa de la empresa.

Gano en sentir que cada día realizo un poco más la verdad de quien soy.

Gano al darme cuenta de que este proyecto soy yo, que tiene todo de mí y que a través de él, me transformo, crezco y aprendo, es decir, estoy viva, no bajé la persiana.

Cuáles fueron los motores?

El motor fue y sigue siendo la convicción de que no estamos aquí, en esta vida, para estar cómodos. La épica del viaje, de la búsqueda, de la renuncia a lo conocido y de la entrega a la vida, son las imágenes de la poesía que me inspira e impulsa.

Qué le dirías a alguien que va a empezar?

Le diría que, como dice el I Ching, escuche y esté atento a qué momento es el que está viviendo y le diría lo mismo que me digo a mí misma cuando flaqueo, que como canta Bowie:  podemos ser héroes.