Me llamo José Manuel Rodriguez Paz.

Actualmente me desempeño como Delivery Manager para Argentina, Chile y Uruguay de una empresa India que desarrolla soluciones de valor agregado para telefonía móvil.

Adicionalmente, el año pasado puse en marcha la empresa Mas Que Huertas (www.masquehuertas.com) que se dedica al diseño, producción y comercialización de mesas de cultivo e insumos para huertas urbanas.

Con el título de técnico en electrónica ingresé a Telefónica de Argentina donde durante 5 años trabajé en homologación de equipos de telecomunicaciones y aprendí a desempañarme en grandes organizaciones. En esta etapa decidí también que más allá de gustarme la comercialización, que era algo que sentía que llevaba en mis genes, debería estudiar algo que me de herramientas para que en algún momento pueda independizarme laboralmente y me puse a estudiar comercialización en la Universidad de Palermo.

Luego decidí migrar a España buscando hacer realidad el sueño de trabajar de manera independiente y por tres años me dediqué a aprender y trabajar en el mundo gastrónomico llegando a trabajar de cocinero en el restaurant boutique del único hotel 5 estrellas lujo de Tenerife en las islas Canarias.

Ya con la experiencia suficiente para lanzarme a la aventura de montar mi propio negocio gastronómico regresé a la Argentina donde la situación económica y mi primer hijo en camino me hicieron reconsiderar la posibilidad de trabajar nuevamente en relación de dependencia en un ámbito que me permitiera cubrir las necesidades de mi familia.

En el año 2001 vuelvo entonces al mundo de las telecomunicaciones con la oportunidad de tener un puesto regional que me permitió viajar y conocer otros países. Luego la empresa entra en convocatoria de acreedores y decido armar una SRL junto con un compañero de trabajo con la cual calificamos como consultores homologados de Telefonica y comenzamos a vender sus servicios.

Estaba transcurriendo el año 2003 y la economía del país hacía que fuera muy difícil concretar ventas de nuevos servicios, por lo que decidí aceptar una propuesta de trabajo de la empresa que me había desvinculado en abril del 2002.

En el año 2004 tuve la oportunidad de participar de una convocatoria de una ONG llamada Despierta Argentina donde mediante la técnica de diálogos apreciativos descubrí que más allá del trabajo que tuviera, tenía de descubrir eso que me gusta y haría aunque fuera rico y no tuviera necesidad de trabajar.

Fue así que comencé a probar distintas actividades en forma paralela al trabajo en relación de dependencia y en el año 2008 se me ocurrió un proyecto que abarcaba todas las cosas que quería hacer desde compromiso social y generación de trabajo digno hasta cuidado del medio ambiente y construcción natural. Ese año, junto con un socio fundamos Yamay(www.yamay.com.ar), que en mapuche significa “estar bien”. Con un predio de 6 Has comenzamos la aventura de construir un predio dedicado al turismo social y ambientalmente responsable que fue declarado de interés municipal por el municipio de Las Flores en la Pcia de Buenos Aires.

Luego en el 2010, ya por algunas diferencias con mi socio respecto al futuro del proyecto y con la dificultad de seguir invirtiendo capital, decidí desvincularme del proyecto.

Una vez apartado del proyecto comencé mi propia experiencia con huertas urbanas combinando la teoría adquirida en distintos cursos como por ejemplo el de Huerta Urbana Familiar dictado por la UBA, y la práctica de huerta tanto en el hogar propio como en el de los amigos interesados por esta actividad.

Finalmente, de la necesidad de traer el campo a la ciudad y la idea de ayudar a mi suegro a generar ingresos desde su casa y sin necesidad de tener que ir a trabajar, surgió el proyecto Más Que Huertas.

Mi cambio surgió de la necesidad de hacer algo que me conecte con mis pasiones, que me permita sacar lo mejor de mí y que me permita relacionarme con los demás desde lo que me gusta y no desde lo que debo, lo que necesito o lo que me conviene.

Me animé porque había probado muchas iniciativas y había sentido esa sensación inigualable de dirigir mis proyectos y sabía que no podía esperar a jubilarme para comenzar a ocuparme de lo que me gusta.  Desde los 12 años cuando junto con un amigo armamos el primer invernáculo en la terraza de la casa de mis padres, que terminó en una gran mancha de humedad en el techo de una las habitaciones, y pasando por la iniciativa de comprar árboles de navidad en España, o fabricar ravioles caseros gourmet de conejo o cordero, siempre supe que más allá del resultado había que seguir intentando. Cada proyecto que se caía me acercaba más al proyecto que iba a sacar lo mejor de mí.

En esta oportunidad y ya con más años de experiencia decidí que lo que sea que fuera hacer tenía que ser algo que se pueda llevar adelante más allá de una relación laboral de dependencia y así decidí dedicarme de lleno al proyecto los fines de semana y darle seguimiento a los temas durante la semana, hasta que me pueda dedicar por completo a esta actividad.

Me motivó una frase de Gandhi que dice “Tenemos que ser el cambio que deseamos ver en el mundo”, y eso es lo que justamente me motorizó a poner manos a la obra en proyectos con alma que no solo generen ingresos, si no que dejen una huella en la manera de hacer las cosas y en lo que queda para quienes ofrecen algo y quienes lo reciben.

Ganar y perder… Pude haber perdido algo de dinero, pero gané en todos los otros aspectos. En el camino se conoce gente maravillosa que tiene unos proyectos increíbles que se complementan con lo que uno hace, y en ese momento uno empieza a transitar el camino acompañado y parece que todo es posible y que las posibilidades son infinitas.

Este año e proyecto Mas Que Huertas recibió una mención especial en Premios Mayma y recibir el apoyo de tanta gente que hace cosas positivas por los demás es algo impagable.

Me motorizó la necesidad de generar oportunidades de empleo para que gente que tiene ganas de hacer cosas y quizás la vida no le ofreció muchas posibilidades. Más Que Huertas busca rescatar oficios como el de carpintero, vinculando la gente mayor con experiencia y ganas de compartir sus saberes, con jóvenes que nadie los ayuda a aprender. Adicionalmente, los productos que ofrecemos buscar generar un punto de encuentro entre adultos y niños, y entre las personas y la naturaleza.

Me inspira la gente que de la nada hacen proyectos maravillosos. La gente que no espera que la vida le traiga oportunidades, sino que generan sus propias oportunidades.

El encuentro de Despierta Argentina con el capítulo de Jóvenes visionando un futuro mejor fue una bisagra para mi.

A alguien que va a empezar le diría que cuando vaya a emprender algo preste atención a las señales de su cuerpo. Cuando las iniciativas vienen del corazón no hay miedo ni temor. Hay que preguntarse quienes se benefician con nuestro proyecto y si el impacto es positivo, entonces hay que darle para adelante.

Es muy importante para todos los que queremos hacer algo establecer lazos entre las distintas personas. El tejido emprendedor de una sociedad lo hacemos entre todos y cuanto más fuerte es este tejido mejor es la calidad de vida a la que podemos aspirar.

Si ayudamos a los chicos a ser interdependientes van a ser menos dependientes de un empleo y van a poder desempeñarse libremente en lo que sea que decidan hacerIMG_7509 copia