Hola a todos! Hoy queremos compartir una historia que nos emocionó de una manera especial. Porque sintetiza la esencia de Glimar, el momento clave cuando nos damos cuenta que los mandatos que nos viene de afuera, el supuesto status profesional y todos los beneficios que esto trae no son suficientes cuando estamos en un lugar donde no nos sentimos cómodos.
La protagonista de esta historia se llama Mariana, es diseñadora gráfica de la UBA y además estudió serigrafía, fotografía y pintura. Mariana hizo una carrera de diez años en el área de diseño de una empresa megamultinacional, como ella misma la define. Al inicio de su carrera, Mariana estaba convencida que “necesitaba ese trabajo y que no habría nada mejor”, pero con el transcurso de los años fue notando que su curiosidad como diseñadora empezaba a frustrarse, que su rutina la achataba como profesional y que había entrado en una rueda de la cuál sería difícil salir. El proceso fue largo, pero, según Mariana, valió la pena.
Después de cruzarnos con tantas historias, en Glimar entendemos que el apoyo de nuestro entorno a la hora de hacer un cambio laboral es fundamental. Cuando le preguntamos a Mariana sobre este tema, esto fue lo que nos contó: “Al hablarlo con mi familia tuve que enfrentarme a preguntas como “¿te parece dejar un trabajo estable?”, “¿ahora? ¿con diez años de antigüedad?”, “¿te vas a perder los 21 días de vacaciones?, “¿cómo vas a hacer con la obra social?”. Por eso, fue muy importante el apoyo de mi pareja, que él confiara en mí. En definitiva, él fue quien me apuntaló para dejar todo y creer aun mas en mi proyecto.”
Pero Mariana no sólo tenía el empuje de su pareja, en su vida había otras dos fuertes motivaciones que la ayudaron: sus hijos Agus de 8 y Juan de 4. “Darles el ejemplo de una mama libre y feliz en su pensamiento y hacer para mi era un deber! Creo que uno educa con el ejemplo”, nos cuenta Mariana.
Finalmente, llegó el día en que Mariana dejó su trabajo estable. “Fue triste, nadie se enteró que yo faltaba. En una empresa tan grande sos un número, enseguidita te reemplazan. Fue todo muy frío, pero yo decidí que ese no era mi lugar y aunque me llevó cuatro años finalmente, hice el cambio.”
Mariana recuerda esa etapa de transición y nos cuenta: “Estuve un tiempo sin muchos beneficios como por ejemplo la obra social, con dos nenes pequeños era algo que me preocupaba, pero en poco tiempo pude tener una. Así fui creciendo y viendo que en realidad antes compraba para gastar la plata que ganaba en un trabajo desgastante, salir de esa rueda enfermiza me cambió la vida. Me siento orgullosa de haber podido salir de ese lugar.”
Hoy, la protagonista de nuestra historia dedica su tiempo a un proyecto que realmente la hace feliz: Limonero. Mariana hace cuadernos a mano y estampa sus cubiertas en serigrafía con diseños propios. Además con esas telas genera sobres para contener los cuadernos, cartucheras, bolsas y muchas cosas más. Y como si fuera poco, dedica gran parte de su tiempo a enseñar encuadernación, algo que adora.
Cuando le preguntamos qué le diría a alguien que quiere pegar el volantazo laboral, nos dice: “Le diría que ande en bici, que sienta el viento en su cara, que se ría, que camine descalzo sobre el pasto y que se conecte con la gente que ama. Así surge realmente lo que uno tiene ganas de hacer, y cuando aparezca…. que no dude y avanti! Sin pedir opiniones, hacerlo!”
Por último Mariana nos regala dos frases que fueron y siguen siendo una inspiración para ella:
“SI PUEDES SOÑARLO PUEDES HACERLO”
«SOLO ES IMPOSIBLE SI LO CREES»
Pensamos lo mismo Mariana, nos encantó tu historia! ¿Quieren conocer los cuadernos de Limonero? Pueden verlos acá: