Amigarnos con nuestros miedos

¡Hola a todos!

Hace un tiempo en este espacio, los invitaba a reflexionar acerca de lo que significa ser valientes. Hoy quiero pararme en la otra punta e invitarlos a pensar en los miedos. Cuando somos adultos asumir que tenemos miedo cuesta. Pasa en cualquier aspecto de la vida y un cambio laboral no es la excepción. Y esa dificultad para asumir nuestros miedos, hace que empecemos a maquillarlos: mal humor todas las mañanas, ansiedad los domingos a la noche, enojos y fastidios frente a determinadas situaciones que no podemos controlar. Todos ellos son síntomas de un posible miedo que estamos tratando de esconder.

Esos síntomas tan incómodos son la primer consecuencia de no asumir nuestros miedos. La segunda es la inacción: esconder nuestros miedos no hace más que perpetuarnos en una situación que no nos hace felices.

Por eso hoy quiero invitarlos a pensar el miedo como una reacción natural frente a un cambio. Asumir nuestros miedos no nos convierte en personas vulnerables ni menos capaces. Al contrario, nos abre un camino hacia el autoconocimiento, hacia la aceptación y nos permite ser más amables con nosotros mismos. Es muy sano asumir nuestros miedos, reflexionar sobre ellos, entender qué es lo que nos asusta y pensar si necesitamos apoyo profesional para superarlos y empezar a diseñar esa vida que queremos.

La invitación de este post es esa: amigate con tus miedos, dejá de esquivarlos. Cuesta, implica romper nuestra tranquilidad mental por un rato, pero es el primer paso para pasar a la acción.

¡Hasta la próxima!